Adiós a los berrinches

Estamos inmersos en una bonita aventura.......

Berrinche: 7 pasos para gestionarlo respetuosamente con la metodología Montessori

 se ha escrito sobre los terribles dos y sobre los más terribles tres. 
Los han llamado así porque son las edades en la que los niños se vuelven expertos en hacer los berrinches más escandalosos (y en los lugares que menos lo desearíamos).
Como consecuencia todas las personas (principalmente las que no tienen hijos) se vuelven expertos en lo que se debería o no hacer para corregirlo.
Me parece súper preocupante que tantos padres pregunten al respecto y las primeras respuestas sean desde: “ignóralo, quiere llamar la atención” hasta “un cachete y listo”.
¿Es en serio?
 Sobre preguntas y respuestas acerca del Método Montessori 
¿Cómo hago para que mi hijo deje de hacer berrinches?
Antes que nada recordemos que Montessori no es sólo un método pedagógico de educación.
Montessori es toda una filosofía de crianza que si se comprende desde su esencia nos da muchas pautas para poder comprender a los niños, ser empáticos con ellos y guiarles desde el amor y el respeto en todas las áreas de sus vidas.

¿Porqué comienzan los berrinches a los 2 años?

Porque el niño aún no tiene el lenguaje completamente desarrollado como para comunicarnos con palabras lo que siente y, sin embargo, él ha conquistado independencia en otras áreas de su vida.
Para ellos es una frustración el querer y no poder.
A los tres años ellos ya pueden comunicarse pero aún no son capaces de identificar qué es lo que sienten. No le han puesto nombre a esa “sensación”, desearían no sentirla y no saben cómo tomar el control sobre ella.
Sus rabietas son la forma en la que sacan de su sistema eso que tanto les molesta.

¿Cómo podemos ayudarles?

. Siendo empáticos

Recordemos que nosotros somos los adultos y tenemos el poder sobre nuestras emociones, no ellos.

2. Canalizar

Tenemos que detenernos, respirar y sacar la paciencia hasta de donde no la tenemos en ese momento.
Después de eso, bajarnos a su nivel y preguntarle cómo se siente, ponerle nombre a su sentimiento y validarlo:
“Si mi amor, estás enojado. Estás enojado porque mamá no puede comprar ese dulce ahorita. Está bien estar enojado, yo también me he sentido así, pero mira ¿qué te parece si vamos a casa y después de comer te invito un helado? ¿De qué sabor te gustaría?”
De esa forma, además de hacerle ver que estamos de su parte, que los comprendemos y que no somos el enemigo, negociamos con ellos una solución.

3. Cambio de ambiente

Algo que también ayuda mucho es hacer cambio de ambiente: salir, cambiar de habitación o distraerlo con un entorno diferente.

4. No reprimir

 se le reprime el sentimiento con golpes, amenazas o ignorándolo:
  • El no se comporta así porque quiere, no lo está pasando bien.
  • Él no puede tener control sobre esos sentimientos.
  • No son capaces de identificar cómo se sienten y mucho menos qué hacer para dejar de sentirlo.
Como dice María Montessori en “Educar para el nuevo mundo”:
Es como si dijéramos que las convulsiones de una persona estuvieran dictadas por su voluntad” – María Montessori

5. Comprender el berrinche

Los niños sienten las cosas y el tiempo de forma muy diferente que los adultos.
Hay que comprender que el berrinche es sólo un síntoma, así que hay que detenernos a analizar: ¿cuál es la causa?.
Comúnmente sus berrinches se producen a consecuencia de una necesidad no cubierta y aunque no siempre es fácil identificarlas, no es imposible.
Cada niño es diferente y nadie conoce a tu hijo mejor que tu, así que analiza la situación.
Las razones que podrían desencadenar un berrinche pueden ser Fisiológicas:
  • ¿Ha dormido bien?
  • ¿Ya comió?
  • ¿Ha tenido algún cambio en su rutina?
O pueden ser emocionales:
  • ¿Esta triste o molesto por alguna situación? Podría ser que extraña a los abuelos porque se fueron de vacaciones, que mamá ha cambiado de horario, un cambio de escuela, etc.
Regresando al mismo libro de la Dra. Montessori:  
“Es posible erradicar los malos hábitos sin que sea necesario sermonear a los niños, castigarlos o siquiera darles un buen ejemplo. No hacen falta amenazas ni promesas, lo que hace falta son buenas condiciones de vida” – María Montessori
Un niño satisfecho en sus necesidades fisiológicas y emocionales es un niño que hace menos rabietas.

6. La sobreestimulación

Un niño feliz, escuchado, valorado, que se siente querido y que pertenece, que comparte tiempo de calidad con los que quiere, con buena alimentación, buena calidad de sueño  y que no padece sobreestimulación de algún tipo es un niño que no tan fácilmente pierde el control de lo que siente.
Actualmente los niños padecen mucha sobreestimulación originada por los dispositivos electrónicos.
Lo ideal es regular su uso y suplirlo con juegos al aire libre: que jueguen con tierra, agua.
Que regresen a lo natural.

7. Berrinches aprendidos

 hay que hablar de otro tipo de berrinches.
Esos berrinches que no son por falta de vocabulario o de capacidad de controlar los sentimientos.
Hay un tipo de berrinches que nosotros como padres enseñamos a nuestros hijos (sí, ¡nosotros!). Les enseñamos de forma indirecta que sólo pueden obtener algo (incluida nuestra atención) por medio del berrinche.
Si un niño pide algo y se encuentra ignorado volverá a pedirlo tantas veces como sea necesario hasta ser escuchado, hasta que la desesperación lo atrape y comience a pedirlo a gritos y lloriqueos.
Al llegar a este punto será imposible no escucharlo o voltearlo a ver así que se le da lo que tanto pedía para que se calme.
Y es así como el se da cuenta que lo que desee lo debe pedir de esa forma ¡en medio de un berrinche! porque sólo así lo puede obtener.
El niño es capaz de hablar y controlarse pero sabe que en medio de un berrinche lo obtendrá mas rápido.
¿Qué podemos hacer en este caso?
  1. No ignores las necesidades de tu hijo: Hazle saber que aunque quizás habrá veces que no podrás atenderlo al momento, que lo escuchaste y que debe esperar su turno.
  2. Sé firme con tus NO: Que sepa que no es no y que hay una razón de eso. Nunca accedas a algo que fue pedido con un berrinche, ayúdale a controlarse y que lo pida de la forma correcta.
  3. Si somos firmes, respetuosos y consistentes en esto los niños dejarán de utilizar las rabietas como método para obtener lo que desean porque serán conscientes de que eso no es necesario.
Es normal como madres perder el control, no saber como actuar ante un berrinche o alguna otra situación, pero esta frase me ayuda mucho a mi para encontrar la respuesta cuando no sé como actuar:
“No hagas al niño lo que no harías a otro adulto”
Si tú vieras a algún adulto querido llorando fuera de control por alguna situación ¿que harías?.
Estoy segura de que intentaríasayudarle a calmarse y a encontrar otras soluciones.

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