Inteligrncia emocional

Estamos inmersos en una bonita aventura.......Este tipo de inteligencia se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás.


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El visionario que reconoció los límites de las antiguas formas de entender la inteligencia y que desarrolló la teoría de las inteligencias múltiples es Howard Gardner, psicólogo de la Facultad de Ciencias de la Educación en la universidad Harvard; quien considera que ha llegado el momento de ampliar la noción que tenemos del espectro de talentos, y que la contribución más importante que puede hacer la educación al desarrollo del niño es ayudarlo a acceder a un campo en el que sus talentos se desarrollen plenamente, donde se sienta satisfecho y capaz. Gardner mantiene que hemos perdido totalmente de vista esa noción, y en su lugar sometemos a todos a una educación en la que, si tienes éxito, estarás en mejores condiciones de ser profesor; además, evaluamos a todos sobre la marcha en función de que se ajusten a ese estrecho criterio de éxitos. Por ello considera que se debería perder menos tiempo clasificando a los chicos en categorías, y más tiempo ayudándolos a reconocer sus aptitudes y dones naturales y cómo cultivarlos. Gardner establece que hay centenares de maneras de tener éxito, y muchísimas habilidades diferentes que nos ayudarán a alcanzarlo (Goleman, 2011).


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Uno de los teóricos que sigue los lineamientos intelectuales de Gardner es Peter Salovey, psicólogo de Yale, que ha descrito en gran detalle las formas en que podemos aplicar inteligencia a nuestras emociones. Salovey junto a Robert Sternberg, otro psicólogo de Yale, han adoptado una visión más amplia de la inteligencia, tratando de reinventarla en función de lo que hace falta para alcanzar el éxito en la vida. Y esa línea de investigación nos lleva otra vez a la evaluación de lo importante que es la inteligencia “personal” o emocional. Salovey incluye las inteligencias personales de Gardner en su definición básica de inteligencia emocional, ampliando estas capacidades a cinco esferas principales que pueden ser puestas en práctica por todos para lograr el manejo óptimo de las emociones (Salovey y Mayer, 1990). A continuación, te presentamos estas esferas de la inteligencia emocional que puedas aprender a desarrollar en tu día a día.


1. AUTOCONCIENCIA 





La inteligencia emocional comienza con la autoconciencia. El término conciencia se usa para distinguir, entre las funciones mentales, las características que se refieren tanto al estado de conciencia, o para designar los procesos internos del hombre de los que es posible adquirir conciencia; y es en este último sentido que se utiliza el término autoconciencia. En el primer caso, la conciencia es vigilancia o estado de alerta y coincide con la participación del individuo en los acontecimientos del ambiente que le rodea. La autoconciencia es el procesamiento de toda la información —sensaciones, sentimientos, valoraciones, intenciones y acciones— que disponemos de nosotros mismos. Esta información nos ayuda a comprender cómo respondemos, nos comportamos, comunicamos y funcionamos en diversas situaciones. La clave de la autoconciencia está en saber sincronizar con esta información.

Si una persona tiene poca autoconciencia o conocimiento de sí misma, ignorará sus propias debilidades y carecerá de la seguridad que brinda el tener una evaluación correcta de las propias fuerzas. Las personas que tienen autoconciencia también pueden ser capaces de energizar a los demás, de comprometerse y confiar en quienes desarrollan una tarea con ellos.

2. CONTROL EMOCIONAL




La segunda habilidad práctica de la inteligencia emocional es el control de los estados anímicos. Por control emocional se entiende el regular, controlar o eventualmente modificar estados anímicos y sentimientos, o su manifestación inmediata, cuando estos son inconvenientes en una situación dada. Un aspecto importante del autocontrol lo constituye la habilidad de moderar la propia reacción emocional a una situación, ya sea esa reacción negativa o positiva —por ejemplo: no sería conveniente expresar excesiva alegría ante otras personas, colegas o amigos que están pasando en ese momento por situaciones problemáticas o desagradables. Las personas que carecen de esta habilidad caen constantemente en estados de inseguridad, mientras que aquellas que poseen un mejor control emocional tienden a recuperarse más rápidamente de los reveses y contratiempos de la vida.

3. MOTIVACIÓN




En realidad, esta esfera participa de dos habilidades prácticas: la intrapersonal y la interpersonal, en el sentido de que se puede hablar de la capacidad de motivarse a uno mismo —interna, o automotivación— y la capacidad de motivar —cuando se motiva a los demás, saber motivar a otras personas. La motivación se trata de una predisposición general que dirige el comportamiento hacia la obtención de lo que se desea. La base de toda motivación es el deseo. Y la obtención de lo que se desea es, para el común de las personas, un sinónimo de felicidad.

Las emociones son una fuente de motivación. Desde un punto de vista técnico, la motivación es la capacidad para enviar energía en una dirección específica con un propósito específico. En el contexto de la inteligencia emocional significa que una persona use su sistema emocional para catalizar todo su sistema y mantenerlo en funcionamiento. La motivación es el combustible que le permitirá llevar a cabo lo que se propone, debido a esto se evidencia que las personas motivadas tienen empuje, dirección y resolución. En todos los órdenes de la vida, la motivación es la clave de cualquier logro y progreso.

4. EMPATÍA




La empatía es la habilidad de sentir con los demás, de experimentar las emociones de los otros como si fuesen propias. Cuando una persona desarrolla la empatía, las emociones de los demás resuenan en ella. Siente cuáles son los sentimientos del otro, cuán fuertes son y qué cosas los provocan. Esto es difícil para algunas personas, pero para otras es tan sencillo que pueden leer los sentimientos tal como si se tratase de un libro. Es importante distinguir entre empatía y simpatía. La simpatía es un proceso que le permite a un individuo sentir los mismos estados emocionales que sienten los demás, los comprenda o no. La empatía es algo diferente, involucra las propias emociones, y por eso quienes son empáticos entienden cabalmente los sentimientos de los demás porque los sienten en su interior, además de comprenderlos con sus mentes. Fundamentalmente, la empatía incluye la comprensión de las perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenos.

Ser una persona altamente empática puede tener sus desventajas. Una persona empática es muy consciente de todo un complejo universo de información emocional, a veces dolorosa e intolerable, que otros no perciben. Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Esto los hace mejores en profesiones tales como la enseñanza, las ventas y la administración.

5. MANEJO DE LAS RELACIONES





La importancia de la destreza en las relaciones humanas o habilidades sociales, es determinante en todos los aspectos de la vida, ya sea en la salud física y mental, y en el desarrollo social y económico. El arte de relacionarse es, en gran parte, la habilidad de producir sentimientos en los demás. Esta habilidad es la base en la que se sustenta la popularidad, el liderazgo y la eficiencia interpersonal. Las personas con esta cualidad son más eficientes en todo lo que tiene relación con la interacción entre individuos.

Estudios realizados por la Fundación Carnegie, y reafirmados por el Instituto Carnegie de Tecnología, demostraron que aún en ramos técnicos como la ingeniería, cerca del 15% del éxito financiero de cada profesional se debe al conocimiento técnico, y alrededor del 85% se debe a la habilidad en Ingeniería Humana: a la personalidad y la capacidad para tratar con las personas. Una vida plena y exitosa se construye gradualmente a partir de una serie de interacciones cotidianas con otros seres humanos, en las que algunos intercambios son vitales y otros triviales; sin embargo, ninguno deja de tener consecuencias. De hecho, el índice del éxito profesional y personal estará determinado, casi infaliblemente, por la forma más o menos eficaz en que se manejen dichas interacciones.

Las habilidades de las personas en cada una de estas esferas son diferentes; sin embargo, el cerebro es notablemente flexible y aprende constantemente, por lo que los errores en las habilidades emocionales pueden ser remediados. Tan sólo depende de nuestra apertura al cambio.

Bibliografía
-Alterio G. y Pérez H. Inteligencia emocional. Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653, http://www.rieoei.org/deloslectores/527Ariola.pdf.
-Goleman, D. (2011). La Inteligencia Emocional. México D.F., México: Ediciones B. S.A. 
-Goleman, D. (1997). La Inteligencia Emocional. Buenos Aires, Argentina. Javier Vergara Editor S.A.
-Salovey P. and Mayer R. (1990). Emotional Intelligence. Recuperado de http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.2190/DUGG-P24E-52WK-6CDG
-Simmons, S. (1998). Como medir la inteligencia emocional. Madrid, España: Editorial EDAF.

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La revista Psychological Science publicó cuatro pasos para ser feliz según la neurociencia, síguelos y comienza hoy mismo a aplicarlos en tu vida cotidiana. ¿Crees que requieres de la aceptación, una pareja perfecta, fama y fortuna para vivir plenamente? Piénsalo dos veces después de leer las cosas que no necesitas para ser feliz.


REFERENCIAS:
Janeth Vásquez
   
COLABORADOR

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